martes, 19 de octubre de 2010

Publicada en internet una lista con 20.000 obras de arte robadas por los nazis

Sólo en Francia se calcula que los nazis expoliaron durante la ocupación de este país en la Segunda Guerra Mundial más de 650.000 obras de arte y objetos de valor pertenecientes a familias, coleccionistas y galeristas judíos. Desde ahora, un inventario de parte de este material está accesible en la red. El listado, creado por un grupo de organizaciones judías, describe más de 20.000 objetos incautados en Francia y Bélgica durante la contienda. Incluye, entre otras muchas piezas de incalculable valor,  más de 80 obras de Picasso, una veintena de 'goyas', varios 'mirós' y un 'picasso', además de pinturas de Rembrandt, Vermeer y Leonardo, entre otros grandes maestros. La base de datos ha sido fruto de la colaboración del Museo del Holocausto de Estados Unidos, en  Washington, y la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania, con sede en Nueva York.







Obras de arte robadas almacenadas por los nazis en Neuschwannstein (Baviera)
 

El objetivo de la publicación de este archivo digital es facilitar la restitución de las piezas expoliadas a sus legítimos propietarios o sus herederos. La identificación de muchas de las obras incluidas en el listado ha sido posible gracias a la documentación que los propios nazis tenían archivada en el Jeu de Paume, un edificio situado en los jardines de las Tullerías de París que servía de almacén de muchas de estas piezas robadas. Los archivos alemanes también conservaban otras relaciones de obras arrebatadas a los judíos. "Ahora es responsabilidad de los museos, de las galerias y de las casas de subasta comprobar las piezas que poseen para determinar si se trata de arte robado a las víctimas del Holocausto", explicó a la televisión pública británica, la BBC, el presidente de la conferencia judía, Julius Berman.



Incautación de obras de arte en París ordenada por el Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg,
 órgano militar nazi encargado de esta labor






viernes, 15 de octubre de 2010

¿Qué hacer con los símbolos del franquismo en Catalunya?

En Catalunya perviven en la actualidad 3.647 símbolos del franquismo, según el censo --no sé hasta qué punto exhaustivo-- realizado recientemente por el Memorial Democràtic. A estos símbolos --ubicados la mayor parte en las zonas donde se libró la batalla del Ebro-- hay que sumar unas 4.000 placas del Ministerio de la Vivienda con el jugo y las flechas de Falange censadas por el Ayuntamiento de Barcelona, y cuya retirada subvenciona la empresa pública Adigsa desde el 2005 si lo vecinos así lo solicitan.


La ley de la memoria histórica prevé la eliminación de todos estos vestigios de la dictadura. Parece fuera de toda duda que todos los símbolos ubicados en edificios públicos y militares no tienen cabida en un sistema democrático. Ahora bien, ¿es conveniente eliminar el resto?

Instalación 'Topografía del Terror', en el solar de la antigua sede de la Gestapo en Berlín
En Alemania, los restos del cuartel general de la Gestapo y  las temibles SS en Berlin albergan ahora el centro de documentación Topografía del terror, una iniciativa que en España bien podría tener su equivalente en un Valle de los Caídos reconvertidos en centro de documentación sobre el franquismo.  

Bajo este solar se encuentran los restos del búnquer de Hitler.
Sobre los restos del búnker de Hitler --ocultos bajo un solar que ahora sirve de aparcamiento- un cartel de grandes dimensiones ofrece a los visitantes un croquis detallado de la instalación y una serie de textos en alemán e inglés que sirven para contextualizar desde la perspectiva histórica el periodo final del horror nazi y los días finales de Hitler en su escondrijo.


Imagen de José Antonio Primo de Rivera en Bot (Terra Alta)


 



Puesto de mando utilizado por Franco cerca de Gandesa.


Lápida de la División Littorio (Corpo Truppe Volontarie, fascistas italianos) en la Terra Alta.

sábado, 9 de octubre de 2010

Mármol de la Cancillería de Hitler en el metro de Berlín

Estación de metro de Mohrenstrasse. Las paredes y columnas están revestidas con el mármol de la cancillería de Hitler.


La actual ciudad de Berlín guarda pocos vestigios de la época del Tercer Reich. El conocido como Ehemaliges Regierungsviertel (el antiguo distrito ministerial) fue escenario de encarnizadas luchas en la primavera de 1945, cuando la capital alemana acabó tomada por las fuerzas soviéticas.Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de los edificios tuvieron que ser demolidos. El distrito quedó emplazado además en la zona soviética de la ciudad y las autoridades se esmeraron pronto en borrar la mayor parte de las huellas del pasado nazi.
Pero en un contexto de posguerra, algunos materiales de escombro se utilizaron para la reconstrucción de la ciudad. Es el caso del mármol rojo que cubría las paredes de la Cancilleria del Reich, un majestuoso edificio proyectado por el arquitecto de Adolf Hitler, Albert Speer, en el número 77 de la Voss Strasse, y que albergaba el despacho del Führer. Algunas de esas placas de mármol se utilizaron para reconstruir la dañada estación de metro de Mohrenstrasse, y ahí permanecen aún, si bien la mayoría de personas que transitan a diario por el lugar lo desconocen completamente.


La cancillería durante el periodo nazi.



El mismo mármol fue utilizado asimismo para adornar parte del colosal Memorial Soviético del Treptower Park, y sobre él se labró, paradojas de la historia, la hoz y el martillo.

Mermorial Soviético en Treptower Park

Plaça del Milicià Desconegut

La plaza de Sant Josep Oriol conserva aún esta pintada realizada en 1936.


Un paseo por las calles de cualquier ciudad nos puede deparar muchas sorpresas. Las fachadas de los edificios muestran a menudo a los observadores más atentos rastros de la historia más o menos reciente. Barcelona es un buen ejemplo. En la plaza de Sant Josep Oriol, en el muro lateral de la iglesia de Santa Maria del Pi, encontramos esta curiosa inscripción que reza: 'Plaça del Milicià Desconegut'. Fue realizada en 1936, en los primeros meses de la guerra civil, cuando el Comité Central de les Milicies Antifeixistes de Catalunya se hizo amo de la situación y envió las primeras columnas de milicianos voluntarios a luchar al frente de Aragón para tratar de sofocar a las fuerzas sublevadas el 18 de julio. La inscripción en la plaza hace referencia a los primeros milicianos caídos en esa lucha contra el fascismo.

La formación del poder revolucionario supuso el cambio de otros nombres de calles y plazas de la capital catalana. Otro ejemplo de esta modificación del nomencátor lo encontramos en el barrio de la Barceloneta, donde la calle de Sant Miquel, que fue rebautizada con el nombre del miliciano Miquel Pedrola.

La pintada con el nombre del anarquista Miquel Pedrola, hace unos diez años. Ahora ha sido restaurada.

Recientemente, por iniciativa del historiador barcelonés Dani Cortijo, esta inscripción fue restaurada. Miquel Pedrola estuvo vinculado al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), falleció en el frente de Aragón en agosto de 1936, a los 21 años, y era hijo de un cómico de la Barceloneta.